
La decisión, aunque premeditada, se tomó rápidamente. Aquella misma noche del draft de 2007 los Celtics traspasaban a Delonte West y Wally Szczerbiak, más esa quinta elección por la estrella de los Seattle Supersonics Ray Allen que estaba apunto de cumplir los 32 años. Ainge seguía trabajando y más adelante, en aquel mismo verano, se hacía oficial el fichaje de la superestrella Kevin Garnett, de 31 años, a cambio de Al Jefferson, Sebastian Telfair, Ryan Gomes, Gerald Green, que entonces tenían 22, 22, 25 y 21 años respectivamente, y el veterano Theo Ratliff de 34, más una elección de primera ronda en el draft de 2009. Era un cambio drástico de planes y una clara declaración de intenciones: “vamos a por el anillo”. Desde aquel momento de la pretemporada los Boston Celtics pasaban de haber conseguido tan sólo 24 victorias en la temporada anterior a ser el máximo favorito para el título 2007-2008. Pero lo importante llegaría conforme pasaban los partidos, las semanas y los meses; y la confirmación cuando terminaron la temporada regular con 66 victorias. Algunos dudamos cuando comenzaron los playoffs y tuvieron que ir a 7 partidos contra Atlanta y Cleveland, pero nada más lejos de la realidad, la experiencia, el oficio y el empeño en no perder un posible último tren de Pierce, Garnet, Allen y sin olvidar a otros veteranos como Cassell, P.J. Brown, Posey o House, hicieron posible el sueño del anillo para una mítica franquicia en una mítica final ante los Lakers que revivía los clásicos de los 80. Garnett y Allen conseguían lo que Malone y Payton no pudieron conseguir con los californianos en 2004.