15 julio 2008

Una agradable receta de verano

Sucede que te encuentras en Dublín durante 15 días por un tema relacionado con el trabajo. De aquí para allá sin parar, has desconectado más o menos de la actualidad en general y de la que rodea al mundo NBA en particular. Pero resulta que en cualquier lugar, en cualquier momento, puede surgir un diálogo acerca del tema que más o menos trata de cubrir este blog, incluso con alguien a quien acabas de conocer. Basta con escuchar una apostilla o atisbar un indicio que de pie a la pregunta del millón: ¿ah, te gusta el basket?; o más concretamente: ¿sigues la NBA? Cuando la respuesta es “sí” los comentarios empiezan a emerger. Primero cada uno expone sus gustos y preferencias, quizás un “yo prefiero…” o “a mí me gusta más…” pero siempre se busca el equilibrio para mantener una grata conversación. Se puede hablar del pasado o se puede hablar del presente; o se combinan ambos para establecer una relación entre Sabonis y Marc Gasol, por ejemplo. Es julio y hablas de los Juegos Olímpicos, de la selección española y de la americana. De Pepu y de Aito; Calderón, Kobe, Pau Gasol, etc. Con suerte, se empapan todos estos ingredientes con unas pintas en el Temple Bar, y se dejan cocinar durante un puñado de minutos.