“Es un jugador increíble para el aficionado pero puede sacar de quicio a cualquier entrenador”. No exactamente con esas palabras, pero esa es la opinión de numerosos analistas de la NBA acerca de Jason Williams, el hoy base de Miami Heat. Su apodo “chocolate blanco” se lo sacaron por su forma “urbana” de hablar y su parecido con la comunidad afroamericana en cuanto a su estilo de juego “callejero” a pesar de ser un "chico blanco" como reza el tatuaje de sus nudillos ("white boy"). su comportamiento, algo problemático e indisciplinado en ocasiones ya que fue apartado del equipo universitario en el último año. En noviembre cumplirá 31 años justo cuando comience su novena temporada en la liga americana. Ya todo un veterano que dejó atrás sus excentricidades, a veces geniales, dentro de la cancha sobre todo en su etapa en Sacramento. Williams fue elegido en séptimo lugar por los Kings en el draft del 98 y allí jugó tres temporadas promediando 6.2 asistencias y 11.5 puntos por encuentro. En el año 2000 jugó el partido de Rookies contra Sophomores (con los que él participó) y nos regaló aquel inimaginable pase con el codo dirigido a Raef Lafrentz. Durante esas tres temporadas, jugadores como Chris Webber, Vlade Divac o Peja Stojakovic se aprovecharon de su gran visión de juego.
En 2001 fue traspasado a Memphis a cambio de Mike Bibby. Muchos en la franquicia de Tennessee se preguntaron si el cambio había sido positivo para ellos, lo cierto es que ahora Bibby es clave para los Kings y sus aportaciones anotadores siempre han sido más altas que las de Williams. Chocolate blanco disputó cuatro temporadas con los Grizzlies (coincidiendo con Pau) y allí promedió 7.1 asistencias y 12 puntos por partido, destacando principalmente en las dos primeras temporadas.
En 2005 volvió a Florida, universidad de la que salió, esta vez para ganar el anillo de campeón el pasado mes de junio junto con sus compañeros de Miami Heat. Este año ha repartido 4.9 pases de canasta y anotado 12.3 puntos por encuentro. Durante las finales ante Dallas ha promediado 12 puntos y 5 asistencias por partido (7 en el encuentro decisivo). Es cierto que ha bajado su media de asistencias en las últimas temporadas pero esto se compensa con el número de pérdidas de balón: 2.8 en los 5 primeros años y un balón menos perdido por partido de media en los 3 últimos, claro indicio de su madurez en el juego. Además, tener al lado al señor Dwyane Wade también hace que la estadística de asistencias se vea algo perjudicada. Ahora Jason está rehabilitándose de la operación del tendón de su rótula derecha (que le hizo perderse 18 partidos la pasada campaña) y espera comenzar la temporada sin problemas. Para un servidor, escribir este artículo era algo más que personal. (image: cnsi.com)
En este enlace podéis disfrutar de sus jugadas más espectaculares:
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